es imposible hablar de ciudadanía (y por lo tanto de democracia) si nuestros preceptos morales (lo que es bueno, quién es aceptado) se rigen por parámetros externos a cualquier idea de contrato social. así, cuando hablamos del tema gay, cuando se apela a que no se les incluye por la presión de una moral católica. y en el caso de nuestra población indígena utilizando algún argumento naturalista.
nelson manrique (otro caserito) ha escrito (o comentado a partir de una transcripción) un artículo sobre el educador deustua. saquen sus conclusiones.
Racismo y educación
"[Del indio] puede decirse que carece de toda cultura. sin poder calcular siquiera, que. pueda adquirir otra felicidad diferente del repose, vive sin interés alguno, bajo el imperio exclusivo de las necesidades materiales que satisface como las bestias, que son sus únicos modelos, y peor que las bestias cuando las excitaciones del alcohol avivan la brutalidad de sus instintos sin disciplina".
"¿Qué influencia podrán tener sobre esos seres, que solo poseen la forma humana, las escuelas primarias más elementales? ¿Para qué aprender a leer, escribir y contar, la geografía y la historia y tantas otras cosas, los que no son personas todavía, los que no saben vivir como personas, los que no han llegado a establecer una diferencia profunda con los animales, ni tener ese sentimiento de dignidad humana principio de toda cultura?".
Los párrafos precedentes pertenecen al libro La cultura peruana de Alejandro O. Deustua (Lima, Universidad San Marcos, 1937). Deustua es considerado uno de los grandes forjadores del pensamiento educativo peruano; varios colegios de la república llevan su nombre en homenaje a su aporte. Su relevancia en el mundo político y cultural peruano de la primera mitad del siglo XX es indudable: militante civilista, fue diplomático, senador, jefe de varias misiones enviadas a estudiar los modernos sistemas de enseñanza en el extranjero, ministro de Justicia, director de la Biblioteca Nacional, rector de la Universidad de San Marcos, entre otros cargos. Sus escritos ejercieron una notable influencia. De allí que su crudo racismo no sea una anécdota en la historia de las ideas educativas.
Deustua era un convencido de que la educación era el camino para llegar al progreso. Pero ella solo tendría éxito si se respetaba los imperativos de la Naturaleza: "El ideal de la educación consiste en desarrollar las aptitudes innatas de la raza y destruir sus vicios y deformaciones". Por eso, para él, educar a indios y mestizos -la gran mayoría de la población peruana- era ir contra el orden natural:
"El Perú debe su desgracia a esa raza indígena, que ha llegado, en su disolución psíquica, a obtener la rigidez biológica de los seres que han cerrado definitivamente su ciclo de evolución y que no han podido transmitir al mestizaje las virtudes propias de razas en el período de su progreso. Está bien que se utilice las habilidades mecánicas del indio; mucho mejor que se ampare y defienda contra sus explotadores de todas especies y que se introduzca en sus costumbres los hábitos de higiene de que carece.
Pero no debe irse más allá, sacrificando recursos que serán estériles en esa obra superior y que serían más provechosos en la satisfacción urgente de otras necesidades sociales. El indio no es ni puede ser sino una máquina. Para hacerla funcionar bastaría aplicar los consejos que el Dr. E. Romero, ministro de Gobierno, consignó en una importante circular a los prefectos".
Por fortuna ahora no pensamos así, ¿no?
1 comentario:
Era una época de pensamiento claro —sin medias tintas— y, por tanto, de grandes debates y polémicas. Las ideas expresadas a través de la palabra se tomaban en cuenta y determinaban la acción política mucho más que ahora. Nada parecido al gaseoso plan de gobierno del Apra.
Este Deustua se agarraba a cabezazos con Manuel Vicente Villarán y José Antonio Encinas que, felizmente, también tuvieron una gran influencia en el pensamiento educativo peruano y contrapesaron propuestas de este tipo que, por cierto, no fueron atípicas hasta la mitad del siglo XX.
Yo creo que en el Perú queda mucho Deustua todavía, lamentablemente.
Publicar un comentario