domingo, abril 20, 2008

La megacoalición reaccionaria


Al preguntarse desde cuándo está la coalición dominante uno podría remontarse hasta el civilismo- o a la conquista española-, ya que de lo que estamos hablando es de la élite en el Perú, que a grosso modo ha sido siempre la misma. Pero no retrocedamos tanto, y recordemos que en el país las divisiones de la élite han sido crónicas, y causantes en parte del atraso nacional. Podríamos decir que un primer momento del nacimiento de esta coalición son las reformas neoliberales de Fujimori. Ante la debacle ochentera, quedaba claro que el Estado debía garantizar la gran inversión privada en el país, o no habría desarrollo. Pedro Beltrán revival.

El empresariado local, como siempre, asumiría su papel histórico de socio menor del capital trasnacional, brindando su valioso aporte de “gran conocedor del mercado peruano”. Así, abogados, ingenieros, presidentes del directorio, gerentes generales, mandos medios, empleados, proveedores, etc., podrían ganarse la vida en las empresas que llegaban. La inversión da trabajo. Claro que con sueldos abismalmente diferenciados entre los que mantienen la articulación con el capital, y los que son empleados locales de estos últimos.

Desde entonces hasta la fecha, casi veinte años después, los resultados del modelo neoliberal en el Perú son sorprendentes. Más allá de los indicadores repetidos hasta la saciedad como el crecimiento económico, el boom de la construcción, los aportes de la minería, el grado de inversión, etc.; basta hacer memoria para admitirlo: el Perú del 2008 está mejor que el de comienzos de los noventa.

No hay que ser, sin embargo, tan entusiasta. Los índices de pobreza se han movido muy poco, crecen las utilidades y los salarios se estancan, la infraestructura es deficiente, los servicios estatales son pésimos, etc. Es decir, no hay mejoras en el problema principal del Perú: la desigualdad. La desigualdad ha empeorado con el neoliberalismo. Otra vez no es necesario recurrir a las cifras sino a un ejercicio: pensar en Asia, los Audis, las camionetas, La Planicie, el Markham; y luego pensar en Huancavelica, Pamplona, los dateros, Essalud, la educación rural, etc.

La megacoalición reaccionaria es la gran franja en la élite peruana que se ha privilegiado a lo grande con el neoliberalismo y no tiene ninguna voluntad redistributiva a la fecha. Más aun, sus integrantes darán batalla contra cualquier iniciativa distributiva que trascienda el nivel discursivo, o pase el límite de solo echarle la culpa al Estado. En ese punto, desaparecen las diferencias entre fujimoristas, apristas, pepecistas, castañedistas, accionpopulistas, que se pelean por ocupar los cargos que administren el gran negocio y administrar el presupuesto público, y en el marco de esa pelea se ven las denuncias, acusaciones, pujas, etc. Pero la pelea no es, nuevamente distributiva.

La diferencia con los ochenta y antes, además del modelo económico, está en que en la oficialidad ya no existe la izquierda ni las posiciones progresistas. Fuera de la megacoalición están los caviares y los subversivos.

Entre los caviares están las ONG, los universitarios y en general cualquiera con preocupaciones humanistas, sociales, artísticas y que se sienta asqueado por el festín desigual. Pero no nos engañemos. Los caviares somos (además de desorganizados) buenos para la crítica y malos para la gestión. Los caviares no merecen gobernar el país, como parecen creer algunos entusiastas, ahora del otro bando. Por algo están donde están electoralmente, los votantes no son tontos.

Los subversivos son más y más a la izquierda. No digo subversivos porque sean realmente subversivos, sino porque es como se les pinta y se les considera desde las orillas desde la megacoalición (igual pasa con el término caviar). Me refiero aquí a los Humala, los cocaleros, el SUTEP, los que tiran piedras en las marchas. Los que tienen razón en sus quejas, pero que tampoco podrían gobernar bien el país: por falta de capacidad, organización, improbable honestidad, entre otros. Pero a diferencia de los caviares, sí podrían ganar las elecciones, como casi ocurre en el 2006.

Termino con el giro necesario para completar grosso modo la idea: lo de megacoalición reaccionaria viene porque, ante la posibilidad de perder el modelo neoliberal (festín desigual), la megacoalición es capaz de sacar las garras y reprimir con vehemencia a quienes se oponen al "desarrollo nacional" (perros del hortelano). Y así se privatizan los puertos a la mala, se declaran los proyectos mineros de “interés nacional”, se golpea al SUTEP, se vende la selva, se desconocen las marchas, se deja a Cusco sin APEC, etc.

Con la alianza estratégica con el gran capital, y los problemas de los caviares y subversivos (perros del hortelano), la megacoalición está para quedarse. El conflicto en el Perú sigue siendo redistributivo. Pero la élite no está dispuesta a ceder, y la confrontación está todavía por venir.
Si cree que la pesadilla de la elección pasada está superada, se equivoca. La próxima elección será más polarizada aún.

¿Alex Kouri o Antauro?