Durante el anterior gobierno, Alan García y el partido aprista estuvieron entre los principales opositores a la actitud de Toledo de firmar el TLC "sí o sí". Más allá de la conveniencia o no de firmar el tratado (tema que no manejo pero intuyo que los beneficiados serán los de siempre y las mayorías solo de manera "indirecta" o "en el largo plazo"), llama la atención que sean ahora los apristas los desesperados por firmarlo. Demuestra que pueden apoyar u oponerse a un mismo tema de acuerdo a su posición, es decir, que no tienen un programa claro ni velan por los intereses del país, sino por sus propios intereses.
Más aun, demuestra la inmensa ansiedad política de García. Alan quiere el TLC ya ya, no puede esperar a que esté listo, para llenarse la boca de palabras, para consolidar sus lazos con la derecha. No debemos perder de vista que tenemos un presidente psicológicamente inestable e hiper figureti. Siempre me imagino el desenlace del actual gobierno, y mi peor pesadilla es que en el tercer año (como la vez pasada) la cosa se empiece a caer, esta vez tal vez por caídas en los precios de los commodities. Habrá que ver.
Finalmente, y volviendo al TLC, me cuentan que los gringos han tenido que poner sobre la mesa los temas que nunca se quieren tocar en materia laboral y ambiental. Ahora el mejor defensor de nuestros intereses nacionales parece ser el Partido Demócrata. Lo penoso es que una vez más no hubo negociación, sino imposición, y no importa que las adendas sean en contra de lo que defiende el gobierno, lo que importa es que se apruebe. Sí o sí.
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1 comentario:
Los gringos ya se les gustó eso de que el APRA va a negociar con los pantalones abajo y quieren repetir.
No se sorprendan si ponen nuevas condiciones.
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