Cada día se pone más oscuro el gobierno aprista. Los temas del momento, SUTEP y Fallo de la Corte Interamericana, expresan el estilo que va perfilando el gobierno.
Respecto al SUTEP, no es un sindicato que me simpatice, ni su dirigencia de Patria Roja menos, pero no es pues el problema central de la educación peruana. Cualquiera que investigue un poco sobre temas educativos sabe que el quid de la cuestión es el abandono del Estado, la incoherencia de las políticas educativas, la incapacidad de gasto del Ministerio en educación rural y el organigrama incomprensible del sector. El SUTEP no facilita las cosas, claro, pero no es el problema central.
En ese marco, el gobierno ha optado por bajar el porcentaje del PBI destinado a educación, en contradicción con las promesas del candidato García. Y para pasar piola en este escándalo, arremeten contra el SUTEP y ya está la finta de que hay una verdadera reforma educativa, cuando no la hay. No obstante, hay que saludar la reciente Resolución que aprueba el Proyecto Educativo Nacional elaborado por el Consejo Nacional de Educación.
Como dice Mirko Lauer:
"Lo que tenemos, pues, es una suerte de círculo vicioso de la educación escolar peruana: Estado avaro, sindicato arcaico, profesores limitados, alumnos pobres. La idea de salir del círculo haciendo desaparecer al Sutep en efecto apunta al eslabón más débil, pero probablemente dejaría el resto de los factores en su sitio". (10 de enero de 2007 en La República)
Hoy ha salido la noticia de que se recortan las licencias sindicales para el SUTEP de 300 a 30. Esta medida es pariente del tema de la CIDH. Lógicamente, el SUTEP apelará a la OIT y seguramente va a ganar. Entonces...¡Renunciemos a la OIT! Ya hay sectores que piden renunciar a la CIDH, por el fallo de Castro Castro. Es una pena que el fallo ese se haya hecho a la ligera y sin entender bien el delicado tema del terrorismo en el Perú. Pero que hubo violaciones a los DDHH, las hubo.
Entra también al debate, a pedido de Alan, la propuesta de la pena de muerte, pariente de lo anterior y que no puede llevarnos a nada bueno. Como dice Santiago Pedraglio:
"Una de las razones ocultas de la propuesta es el afán del presidente Alan García de controlar la agenda política y ser su protagonista permanente". (10 de enero de 2007, Perú 21)
Todos los fuegos artificiales, los ataques a organismos de DDHH, sindicatos, ONG, etc, tienen para mí un triple propósito. Primero: debilitar la oposición en franco camino al autoritarismo, como señala Pedraglio. Segundo: distraer a la opinión pública, como son siempre los fuegos artificiales. Tercero: eliminar toda izquierda para que el APRA se presente en el espectro como lo más a la izquierda, no para ser populista, pero sí para aparecer como los defensores de los pobres. Es decir, correr todo el espectro en su conjunto hacia la derecha.
En fin, sabemos que García está loco. Y no falta mucho para que se cruce de verdad.