lunes, febrero 27, 2006

El Porvenir, Alto Trujillo y Buenos Aires

Estuve el jueves, viernes y sábado en Trujillo, supervisando la aplicación de una encuesta de opinión. Me tocó supervisar tres barrios. El primero, Alto Trujillo: un pueblo joven alejado, donde terminan las casas y continúa el desierto. Luego Mampuesto, en el Porvenir, más céntrico pero con cerros, tipo San Juan de Miraflores y que tiene un cementerio; y por último Buenos Aires, barrio pobre frente al mar, que anda cochino.

A Alto Trujillo llegamos como a las nueve de la mañana, y en la manzana que nos tocó había dos clubes de billar. Algunos jugadores estaban desde temprano, otros van llegando, algunos toman cerveza. Pura arena, pura arena del desierto, la calor arrecia y no hay nada que haga sombra. Además de los encuestadores circulan los lectores de la Biblia, con camisa, corbata y gorritos blancos tipo pescador. Puerta por puerta.

Por ratos pasa el micro que llega hasta la zona, a toda velocidad, levantando mucho polvo. “O gringo americano, ven para hablar de política!” Y ya pues yo voy y trato de explicarle al señor que no me va a convencer de votar por Alan. “Caballazo ya ha reconocido sus errores”, me dice. “Lourdes Flores es perder el tiempo, no sabe ni lo que es tener hijos”. Al costado, su nieta la Mayumi juega con otras niñas, todos estamos en la sombra que hace la entrada a una casa, al lado del puesto de raspadillas de a treinta.

Son las nueve pero varias casas tienen la radio prendida a todo volumen: reguetón y una radio zonal van dando la hora. “Pregúntame a mí gringo, no tengas miedo”. Toca encuestar a una señora. “Si las elecciones fueran pasado mañana, por quién votaría?” “Yo soy aprista joven”. Ahora a un señor:“Cómo calificaría usted la situación económica general del Perú?” Se hace un lado y nos invita a mirar por adentro de su puerta. “¿Cómo crees tú que está mi condición económica?”

Mampuesto es el nombre que le he puesto yo al segundo barrio, lo que se llama Mampuesto es el cementerio que queda por aquí. Estamos en las laderas de los cerros, una manzana que nos toca da la vuelta y va para arriba. Vamos subiendo y se acercan los perros, ladran, asustan. Llego a un punto en el que hay un descampado hacia abajo, descampado rodeado por faldas de cerros: el Cementerio. Puras cruces, no hay cercos ni nada que delimite. Al costado hay una canchita de fulbito, si se te va la bola la recoges en las tumbas. La calle que está arriba, donde estoy parado, se llama Las Ánimas. Lástima que no tengo cámara de fotos, la vista me impresiona.

A Buenos Aires voy al día siguiente, frente al mar, lleno de pampones, feo. Camino por la arena y se levantan las moscas, miro bien: una rata muerta. Casi la piso. Termino rápido la chamba y me quito, no recomiendo paseos por aquí.

Sobre las encuestas, además de constatar lo sólido que es el sólido norte, me impresionó la cantidad de gente que te responde todas las preguntas igual: ninguno, no sé, no estoy interesado, democracia y dictadura es lo mismo, y debemos cambiar de manera radical; a pocos les interesan los “cambios moderados para preservar la estabilidad”. La típica sensación de ausencia del Estado, de fuera del sistema. La política se mira desde otra posición. Ahora entiendo mejor por qué Paniagua baja, como que no tiene nada que ver con esa gente. Es una pena.

Bueno y a mí me faltaba, hace rato, un pequeño paseo por la realidad.

8 comentarios:

Roberto dijo...
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mayu dijo...

Todos los que hemos aplicado encuestas sabemos que la opinión es un chispazo mental que, dependiendo del tema en cuestión, puede cambiar fácilmente de dirección. Eso es lo efímero de la opinión política y hay momentos particulares en que es aún más difícil escoger, especialmente cuando se trata de escoger entre estos candidatos, entre moco verde o moco negro, caca marrón o caca verde, vómito de arroz o vómito de leche. Es por esta opinión despreocupada y volátil que ahora la popularidad de Toledo aumenta hasta más de 20%. Luego de 5 años de estar por los suelos, la gente se da cuenta que dentro de la clase política Toledo es de lo más serio que tenemos.

Es cierto, hay gente que no tiene opinión enfática o si quiera se ha preguntado por algún candidato sospechoso, pero todos estamos obligados constitucionalmente a firmar una opinión el 9 de abril, y así como con una encuesta, inventar una opinión en ese momento y elegir a alguien.

Creo que llega un momento en que la gente que no opina empieza a maquinar a partir de lo que tiene alrededor, pares, medios de comunicación, circunstancia sopesada con historia personal y es así que definen su voto, de puro monos, de creer en una pequeña porción de todo lo que se ha hablado en estos meses. De creer en yatengoelpoder, en elotrotambor, o de burlarse del retardo mental en el blog del morsa. Entonces, veo que no somos muy distintos a la gente que respondió las balbuceando encuestas en Puno y Trujillo. Ayer en un bar, discutíamos de política con unos amigos y unos hablaban encima de otros, opiniones a medias, datos dudosos, era discutir por discutir. La política no es una ciencia exacta.

Lo que los peruanos tenemos en común es que nadie sabe en realidad cómo va a ser el siguiente gobierno. Podemos tener una idea difusa, manejar más información desde Lima y, porque nos interesa esta telenovela política peruana, tener una percepción más aproximada a la verdad. Pero igual lejana, nadie sabe cómo va a ser el siguiente gobierno. Sabiamente, algunas personas se han dado cuenta de esta situación y no se dan el trabajo de tener opinión sobre los candidatos, como si los gobiernos y las decisiones de estado se decidieran en otros ámbitos, muy lejanos a Trujillo o Puno, tal vez ni siquiera en Lima. Por otro lado, estamos los que creemos tener una opinión responsable, aún así el voto de cada peruano mayor de 18 años pesa lo mismo y todos tenemos hasta el último minuto para decidir nuestro voto, como si fuera la encuesta verdadera, la que en realidad tiene peso.

Me sorprende que los dos encuestadores de este post hablen de democracia y de quedarse perplejos frente a las propuestas de la gente por un gobierno de "mano dura". Me pregunto sino serán preocupaciones de dos científicos sociales que están convencidos que la democracia descrita por el libro de texto es la mejor manera de gobernar el país. Simples vuelos teóricos que comparten con su pequeño grupo de pares. Ojo, no digo que no tengan razón, pero qué tanto se puede saber en realidad de lo que haría Alan, Lourdes, Ollanta, qué tanto sabemos de todos aquellos que también van a gobernar en un sistema democrático que supone que los que estamos gobernando somos todos los peruanos a través de nuestros representantes. Todos al mismo tiempo, ¿Qué tanto conocemos al resto de votantes?, ¿al vecino?, ¿al comunero?, ¿al agricultor?, ¿a la carnicera?, ¿a la costurera?, ¿al obrero?, ¿por quién votará Dina Paucar y qué es lo que está tomando en cuenta para escoger su candidato?. Creo que esto es lo que sorprendió al autor de este post, darse con gente que votará el 9 de abril cuyo voto es tan importante como el suyo, gente tan distinta y tan parte de uno.

Anónimo dijo...

Buen paseo por la realidad.

Anónimo dijo...

Solo un chispaso muy descriptivo de la realidad. Pero estoy casi seguro que esa realidad se te olvidará en unas semanas.

Loqal dijo...

felizmente dentro de poco tengo que "volver a la realidad" para hacer la misma chamba. Espero que te equivoques, Omar.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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el uniko dijo...

jaja yo konozko todoz ezoz zitioz i vivo en el alto trujillo en el barrio 6 dond la vida no vale nd i la kzm