viernes, abril 08, 2011

El pueblo ha muerto

Cementerio de Logroño

El término pueblo trae consigo distintas cargas. Nadie puede afirmar a estas alturas que es una categoría analítica, objetiva, pero no por ello es poco importante. Es, ante todo, una categoría emotiva. Apela a la idea de una nación, al espíritu de un país, de una ciudad, de una región. Así el pueblo peruano evoca a los miembros de la comunidad imaginada (siguiendo a Benedict Anderson) llamada Perú. A veces, también, se habla de pueblo cuando uno se refiere a los pobres o a la gente "común y humilde de una población". Esto porque se asume que allí, entre los más necesitados, entre los humildes, "entre los ciudadanos de a pie", está el pueblo, esto es, el espíritu de la nación.


No se puede decir entonces "clases populares" porque aquí se están mezclando dos categorías que vienen de saberes distintos. Clases, si es que venimos desde una tradición de izquierda, tiene que ver tanto con la posición que tiene un grupo social dentro del campo económico, como también de la propia conciencia que tiene este grupo dentro del mismo campo en relación a los otros grupos. Por eso, el historiador marxista E. P. Thompson hablaba de la experiencia de clase como "determinada por las relaciones de producción". Experiencia heredada o compartida dando como resultados sentimientos e identidades articuladas. Es claro que el marxismo por décadas desechó el término pueblo, justamente por su herencia romántica.

Ya en los últimos años que el término pueblo ha regresado a través de la cultura, para designar a este campo de la cultura popular como opuesta a la cultura de élite (ver Bourdieu, La distinción). Esta idea de la cultura popular viene aún de Gramsci para hablar de la cultura de los sectores subalternos, la cultura de los oprimidos y explotados, opuesta a la cultura de los dueños de los medios de producción. El pueblo regresa nuevamente para agrupar a obreros, desempleados, desposeídos, etc. No sin romper la tradición romántica, previa al duro Karl Marx. Entonces, claro, cuando alguien se refiere al "pueblo" o "clases populares", está haciendo alusión de una manera u otra a esta idea del "volk" alemán, donde tenemos tantas acepciones como nación, muchedumbre, raza, gente, etc. Nuestro pueblo quiere decir, por supuesto, nuestra gente, nuestra nación, nuestra raza.

(Una buena reseña de la historia del concepto pueblo se encuentra en el libro De los medios a las mediaciones de Jesús Martín Barbero)

(Mao Tse Tung tenía aún otra acepción. Para él "pueblo" quería decir todos aquellos que eran parte de las fuerzas progresistas. Así en algunos momentos, la burguesía podía formar parte del pueblo, en otros momentos no, dependiendo de la situación nacional).

Ahora, tiene sus riesgos el uso del concepto pueblo. En política, por ejemplo. Así, el pueblo es invocado tanto en su acepción nacional, como en la idea de los sectores subalternos. En oposición, los que están fuera del pueblo, los que no se sienten identificados o imaginados dentro de la comunidad nacional. Sin embargo, discusiones más recientes sobre democracia, hablan ya de comunidad política conformada por ciudadanos (por ejemplo, lo que ha sostenido hace años ya Sinesio López en su agotado y no reeditado Ciudadanos reales e imaginarios, de 1997). Partha Chatterjee usa más bien el término de sociedad política para referirse a las estrategias de los sectores subalternos en la construcción de la nación. Pueblo, entonces, es un término que no es inclusivo, sino que establece jerarquías sobre todo sentimentales, subjetivas. Ciudadanía, por otro lado, abre la discusión a ciudadanías múltiples, diversas, formas distintas de asumirla, de incorporarla, etc.

Así, podría preferirse para la construcción de un puente decir "los ciudadanos lo hicieron" a "el pueblo lo hizo". El primero abarca al universo de miembros de la comunidad política (López 1997 dixit) y el otro incluye solo a los que se sienten parte de la nación.

Llegamos entonces a un punto donde la izquierda invoca en el discurso a un pueblo, pero donde tal vez sea necesario comenzar a hablar ya de ciudadanía. Digo, nos interesa esto de la democracia un poco, aunque la mayoría ("las clases populares y pobres", López 2011 dixit) estén apostando ahora por posturas y discursos autoritarios.