lunes, marzo 20, 2006
Papá Humala, por Gerardo Seminario
Papá Humala ha dicho hoy en CPN que, si él fuera gobierno, liberaría a Polay y a Abimael, pues no representan ningún peligro para los peruanos. Mientras, diferentes sectores se adhieren a una propuesta de olvido que pasa por la impunidad frente a los asesinatos y desapariciones sistemáticas de peruanos, la gran mayoría de origen campesino, habitantes pobres de zonas rurales, que sabían muy poco de política antes que el PCP SL, el MRTA y las Fuerzas del orden del Estado los mataran cruelmente y dejaran en el desamparo a sus familias y en estado precario a sus comunidades de origen. Los adherentes consideran esta propuesta como una forma de reconciliación y entre ellos se encuentra Ulises Humala.
El programa etnonacionalista y su variante nacionalista, que a los ojos del desprevenido dan una investidura mesiánica al Sr. Ollanta, son primero una ideología forjada al interior de una familia, los miembros de este clan, con fervor propio de militante izquierdista setentero, parecen creer llegó la hora de hacer caso al llamado del destino. Cuando ellos hacen memoria de cómo se forjaron las condiciones para la llegada de su clan al poder, resaltan la victoria política que significó, una vez más, la muerte de peruanos en Andahuaylas. Ciertamente, esos hechos, junto al prolongado trabajo político de Antauro Humala despejaron el camino para que su hermano Ollanta dejara de trabajar como agregado fuera del país, para el gobierno cuya orientación derechista hoy critica y se lanzara en campaña. Pero el señor Ollanta renegó de dichos orígenes y se invistió de democracia y respeto a la vida. Hoy, faltando menos de un mes para las elecciones y teniendo Ollanta Humala una posición muy favorable según las encuestas, su hermano, el loco, el renegado, el extremista con el que no compartía ideas y que se había autoarinconado en el otro extremo del cuarto junto a la mayor parte de la familia, manifiesta su apoyo a Ollanta. Nacionalismo y etnonacionalismo son nuevamente compatibles.
Ante estos hechos se me hace muy difícil separar a Ollanta de su padre, de su hermano el loco o de su hermano el mito griego, de Torres Caro, de su pasado no aclarado en Madre Mía, de la comisaría de Anadahuaylas, de sus sueldos de agregado en Francia y Corea, de las FF AA a las que perteneció y que fueron las mismas que respaldaron a Fujimori y Montesinos, de la coincidente sublevación en Locumba con la huida del asesor en velero (con teléfono celular encriptado y todo), de la historia de mesianismo y caudillismo que todo lo ha puesto peor en el Perú, de la improvisación política y el populismo, del uso como consigna de los planes de otros, del lenguaje de político tradicional y también del de extremista radical por medio del diario que llevaba su nombre, y de la caricatura de la correlación de las fuerzas políticas en el Perú que dibuja la pluma de sus defensores, etc. Hay demasiados indicadores que me hacen difícil separar a Ollanta Humala de la violencia, la careta y la improvisación y es el futuro de muchos millones de personas el que está en juego como para hacer apuestas ciegas. Por lo menos es irresponsable, cuando no el encubrimiento de la más lozana pendejada.
(Ahora sí con autorización del autor)
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1 comentario:
coincido contigo. lo triste es que no haya una opción, me siento igual que cuando escribí el post de "cuándo me sentiré representado". ollanta humala no es una opción, al menos para mí.
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